Carril segueix tancat al pg. Maragall

[metring]

De La Vanguardia en paper:

Un carril sigue cerrado meses después de que acabara la reparación de la subestación de Maragall

La cuesta del olvido

FRANCESC PEIRÓN - Barcelona

Los operarios de las instalaciones utilizan el vial como parking privado en una calle de zona verde y azul
La cuesta del olvido no está en el Madrid que canta Sabina. Esa sólo es una cuesta retórica. El olvido - o tal vez sea mejor decir desidia-se encuentra mucho más cerca, a golpe de metro, que no de AVE. En el Guinardó, en la calle Escornalbou, que desde el paseo Maragall trepa hacia la montaña.

Escornalbou tuvo su gloria mediática a finales de julio del 2007 cuando la subestación eléctrica que alberga ardió como una tea y dejó a más de media ciudad en la oscuridad. Este ejercicio de memoria resulta totalmente innecesario para los vecinos del lugar. La huella del desastre todavía sigue siendo visible en forma de vallas que cortan un carril de circulación, justo en su origen, cuando se hace el giro desde Maragall.

Lo que resulta todavía más curioso - curioso, por emplear una palabra amable-es que por lo visto y oído no hay explicación alguna para esa situación. Sólo la dejadez de unos y la desmemoria municipal hacia las personas a las que ha de atender. Cualquier ciudadano que no sepa que ahí se localizó el epicentro del apagón que fundió Barcelona será incapaz de entender la razón de ser de ese obstáculo. Los residentes en la zona, tampoco.

Hace meses, al menos desde diciembre, que en el exterior no quedan rastros de los trastos que durante meses se apilaron en ese carril. Esta misma semana, un vecino dio fe de ello en La Vanguardia,mediante una imagen publicada en la sección de la foto del lector."Tras el incendió y años de trabajos - escribió Eduardo Usé-la calle sigue igual. Los vecinos hemos de sortear la chicane para llegar a casa. Este recinto sirve para aparcar furgonetas y coches particulares".

Particulares, sí, pero no cualquiera, sino de las empresas que trabajan en la subestación, que van y vienen. Ayer, junto a furgonetas de operarios - se supone que acuden allí igual que antes del incendio-hubo varios coches civiles.Que no se haya desmontado ese aparcamiento con derecho reservado de admisión obedece a un cúmulo de despropósitos. Según fuentes de Fecsa, ese carril no tiene nada que ver con ellos. "Nosotros acabamos la reparación en septiembre del 2007. Pregunten a Red Eléctrica Española". En esta otra empresa, copropietaria de las instalaciones, niegan cualquier relación con la pervivencia de esa huella. "En julio del 2008 emitimos un comunicado conforme habíamos concluido nuestros trabajos".

Elsa Blasco, la concejal del distrito, contestó - por persona interpuesta-que ese problema no iba con ella, que la respuesta estaba en la concejalía de Movilidad. Y en Movilidad replicaron que sí, que esas vallas se mantienen porque todavía no han podido ir a pintar las rayas de la zona verde. Han pasado tres meses. Al parecer se han olvidado.

Ante semejante paisaje, la música melancólica de la canción de Sabina carece de sentido. Aquí le pega más el ritmo sarcástico de una copla de los carnavales de Cádiz, un tango de Antonio Rodríguez Martínez, el célebre Tío de la Tiza,llamado así por su rapidez en echar rayas con el yeso.